25 de mayo de 2014
El público ovacionó de pie la resistencia e impresionante manejo del cuerpo de los integrantes de la compañía.
Como parte del programa “Bellas Artes a todas partes”, el público poblano que abarrotó el Teatro Principal, y que aguardó paciente, para conseguir una localidad; disfrutó el virtuoso y grácil desempeño de los integrantes del elenco, que bailaron además de las coreografías propias del repertorio característico de una agrupación dancística con línea clásica, como los pas de deux El Corsario y Don Quijote o, Diana y Acteón.
También esta cincuentona compañía de danza, cerró enjundiosa con la deconstructiva, sexy obra coreográfica de James Kelly, Sinfonía para 6 hombres. La CND abrió el programa con la exquisita coreografía Joy de Carlos Carrillo, quien previo a la función, impartió una clase maestra de ballet, en el Estudio de Danza Kinea de la maestra y bailarina Karina Cepeda, quien abrió las puertas de su espacio, para un nutrido grupo de bailarines pertenecientes a distintas academias. Aunque en el programa se publicó como una Conferencia Magistral -lo que la señorita Nancy González obvió, y corrió de ahí, a los cautivos que se acercaron y queno estaban en su lista previa-, al final, con el talento y las consabidas herramientas técnicas, resultó una linda clase para los participantes. Y, la función de la noche, con el lucimiento de los solistas, arrancó muchos ¡bravos!
Otro juego de contrastes, no sólo kinésicos sino tonales y de maneras de tratamiento de algunos motivos temáticos, tramitados y expresados con el cuerpo llevado a extremos de pulso – impulso y pulsadas, de variaciones acrobáticas y dinámicas; de cambios de niveles y performatividad instrumentada mayormente con formas y transiciones; fue algo de lo mucho, quizá excesivo, que trajo al Teatro de la Ciudad, Pilobolus Danza Teatro.
La pieza de inicio con Pergolesi de fondo, la luz precisa, la minimalista escenografía y la belleza escultural de los ejecutantes; difícilmente podrían superarla las siguientes obras. El segundo coreo-drama, chillante en los vestuarios e innecesariamente largo, resultó una faz forzadamente fársica. Luego, las secciones consecutivas del programa, quizá por el estilo y la elección de determinados recursos corporales, parecían una reiteración de los mismos ingredientes, con un poco de cambios gestuales y en el vestuario, claro.
Estos fenomenales performers, cerraron con una composición, que fue más genuina en sus componentes instrumentales, a lo que se adiciona la demandante energía para su ejecución, eso que se exacerbaba con las gafas oscuras, el diseño de vestuario, la música norteño-electrónica y el colmado de adrenalina uso de las cuerdas. El vasto público ovacionó de pie, por el gran espectro de resistencia e impresionante manejo del cuerpo, ora en contacto ora en contrapeso entre los integrantes de Pilobolus Danza Teatro; a quienes hace unos quince años los vimos en el escenario del principal. Hoy, si bien, destaca su enorme abanico de expresión corporal, nos dejaron pensando en el anhelo de más acción y contenido, y no sólo el bien entrenado desempeño de movimiento per se. Nos dejaron con ganas de gradación, de densidad discursiva, no sólo forma eficazmente diseñada y puntualmente efectuada, y ya. Aunque el anunciante del teatro los presentó como un “show”, eso que sí dieron de sobra, espectáculo. -Por ahí vimos, a quien indispuesto estuvo para recibirnos, el joven Gonzalo Escarpa, Coordinador de Promoción Cultural del IMACP.