KRYSTOF PENDERECKI – ES

Sinfonia VarsoviaMÉXICO, CIUDAD DE MÉXICO
Abril/2011

Krzysztof Penderecki

Nació 23 de noviembre de 1933, en Debica, Polonia

Compositor polaco, considerado uno de los más importantes de la música contemporánea.

Perfeccionó sus aptitudes para la música en el Conservatorio de Cracovia. Allí profundizó especialmente en los estudios de composición, sin destacar específicamente como intérprete de ningún instrumento en particular. Sin embargo, no tardó en demostrar una enorme intuición en la concepción sonora de sus obras.

Con sólo veintiséis años, Penderecki ganó los tres primeros premios en el Segundo Concurso de Jóvenes Compositores de Polonia, gracias a las obras Estrofas, Emanaciones y Salmo de David. Una inaudita demostración de eclecticismo y de dominio de los medios si se considera que la primera de ellas había sido escrita para recitante y diez solistas, la segunda para dos orquestas de cuerda y la tercera para coros y percusión.

El prestigioso Festival de Donau aclamó el estreno mundial en 1960 de la partitura orquestal Ananklasis, convirtiendo a su autor en una de las figuras más relevantes de una gran generación de músicos de vanguardia.

Penderecki aportaba a la vanguardia la sensibilidad de un sonido metafórico y descriptivo. Buena prueba de ello la constituye Trenodia por las víctimas de Hiroshima (1960), una de las partituras más sobrecogedoras jamás escritas. En ella se describe, mediante efectos sonoros de una inusual ferocidad, el primer ataque nuclear del ejército estadounidense sobre la tristemente famosa ciudad japonesa. El impacto de esta obra fue también enorme, y no extrañó a nadie que una organización de las características de la Unesco le concediera el Premio de la Música en 1961.

A medida que el prestigio internacional de Penderecki fue creciendo, también lo hizo su influencia en los medios intelectuales polacos. Denunció la situación de opresión sufrida por sus compañeros de generación mediante un acto simbólico, al abandonar la Asociación de Autores.

El músico, que había dado muestras de una inquietud religiosa muy poco frecuente entre los intelectuales del este de Europa, cosechó tal éxito con su Pasión de Lucas (1965) que pronto recibió invitaciones para estrenar y dirigir su propia música en el resto del mundo, y cualquier represalia directa hubiera perjudicado enormemente la imagen del régimen polaco en el extranjero.

A mediados de los años sesenta, Penderecki compuso varias obras de carácter coral o polifónico inspiradas en temas bíblicos. Es el caso de Dies Irae (1967), dedicado a las víctimas de los campos de concentración de Auschwitz; La resurrección de Cristo (1970), o Utrenia (1971). La complejidad de estas partituras hace muy difícil su dirección, motivo por el cual cada vez son más las instituciones públicas y privadas que invitan al propio Penderecki a dirigir los estrenos internacionales de sus propias obras.

En los años ochenta la producción de Penderecki experimentó un sutil cambio hacia un nuevo estilo. Si bien el lenguaje de su obra no sufrió una evolución apreciable, se observaba una progresiva adaptación de los recursos habituales en la producción vocal al terreno de la música instrumental. La crítica, confundida por la progresiva pérdida de los referentes culturales que habían servido para juzgar el arte durante los últimos veinte años, adoptó ante este cambio un cierto escepticismo. Aquellos que habían defendido tanto a Penderecki como al resto de compositores que durante dos décadas habían liderado los movimientos de vanguardia, sentían ahora que el sistema les «robaba» a uno de sus epígonos. Con más razón cuando el monumental Te Deum fue dedicado en 1980 a su compatriota el papa Juan Pablo II.

La fonografía ha sido generosa con este compositor de producción no excesivamente abundante.

Penderecki, genio y figura; vanguardia y voz propia. Docenotas.

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