MADREDEUS – ES
Déjenos hablar de un viaje
Sabemos cómo comenzó todo. Los días luminosos, delicados, los días de anticipación, los días de certeza permanecerán mucho tiempo en la memoria. El momento inició, aproximadamente quince años atrás, dos músicos se ponen en camino para encontrar un destino común, para cumplir a cabalidad un sueño que les quemaba dentro, y no fue encontrado en la música que creaban separadamente. En esas noches y días despreocupados de 1985, Pedro Ayres Magalhaes y Rodrigo Leao, perseguían el más noble y común de todos los sueños: crear la música que los hechizó por dentro, un sonido ideal y frágil, hecho de guitarras acústicas y un colosal sentimiento, tan cerca y tan inalcanzable -pensaron-.
Esos fueron los inicios. Esos eran los días de Madredeus
El largo viaje por la música, encontró forma definitiva cuando fue encontrada la voz. Teresa Salgueiro fue el perfecto corazón para las melodías y palabras del grupo. Cuando el primer álbum – 1987 “Os Dias da Madredeus”, grabado en la iglesia Convento de Xabregas – fue puesto a la venta, muchos pensaron que presenciaban algo único y universal. Las canciones serenas, etéreas, conllevan un susurro casi secreto, un “Portugueseness”, canciones que todos sabemos, pero cuya forma nosotros nunca habiamos podido imaginar, presentado primero para un círculo de amigos y más tarde, casi tímidamente, se abren conciertos por Sétima Legiao.
Los portugueses los recibieron afectuosa y espontáneamente; las opiniones se dividieron uniformemente entre la fascinación apasionada y la cuasi reverencia religiosa. Entonces comprendimos que el extraordinario viaje de Madredeus había comenzado.
De “Existir” (1990) hacia adelante, Madredeus viajó con su música a otras tierras, tierras que donde los reconocen fácilmente y aplauden las emociones e historias que el grupo les llevan. El idioma no siempre puede ser comprendido, pero Madredeus tiene una alquimia extraña y se las ingenia para hacer sentimientos únicos, y universalmente compartidos.
1993 fue el año que el grupo se vuelve mudial, con conciertos, propagándose por todo el mundo. Madredeus ya no era más sólo portugués, aunque permaneció obstinadamente portugués por completo.
En 1994 “O Espírito da Paz” condensa perfectamente las notas de viaje, que los músicos cotejan del año anterior. En sus canciones, -quietud y transparencia- puede verse una búsqueda de los valores universales, vistos a través del corazón portugués. Y este es el llamado – a veces equivoco para la misión – que Madredeus perfeccionará y cristalizará hasta sus límites, en sus subsiguientes discos e itinerarios: En 1995 “Ainda”, la banda sonora para la película de Wim Wenders “Lisbon Story”, toma una fílmica, luminosa Lisboa, que tiene un sitio en cualquier parte del mundo; y en 1997 “O” Paraíso” apunta a compartir el ensueño del estado de gracia, indicando el camino hacia una dimensión secreta, cuya puerta se queda sin obstrucción a la vista de todos los caminos.
En “O Paraíso” el último álbum de estudio de Madredeus con material nuevo (fue seguido por “O Porto”, grabado en un concierto en vivo en Oporto). Más allá de su esperado éxito local, se ha vendido en cantidades significativas en muchos otros países, como constata, el catálogo de grabaciones del grupo: cada uno de sus álbumes han vendido medio millón de copias en todo el mundo. El viaje ha tenido su parte de problemas, ahora quedan atrás (Rodrigo Leao, Gabriel Gomes y Francisco Ribeiro han salido; José Peixoto en la guitarra, Carlos Maria Trindade en el sintetizador y Fernando Júdice en el bajo acústico se han unido), pero la esencia de Madredeus permanece inalterable.
La gira mundial “Paraíso” confirma de nuevo el privilegiado estatus musical de Madredeus, y la incuestionable herencia musical que compone sus canciones. Una de sus más notables presentaciones, fue el concierto de Navidad en el Vaticano con la presencia del Papa Juan Pablo II.
Un nuevo honor les fue otorgado en 1999, cuando el Gobierno de la Ciudad de México los invitó a realizar un concierto en la Plaza del Zócalo, la Plaza de la más importante catedral de la capital mexicana. El grupo se presentó ante 80,000 personas, en un recital que apropiadamente titularon “una canción por la esperanza y la paz”.
‘Movimento’ (Movimiento) es el nuevo álbum de Madredeus: Dieciséis canciones nuevas, dieciséis paisajes nuevos, dieciséis pasiones nuevas, hechas a la medida para la voz cristalina de Teresa Salgueiro. Dieciséis nuevas historias del espíritu y del compromiso de Madredeus que continúa, el viaje a diversas partes, compartiendo su música, bella y única con el mundo.
‘Movimento’ es también, más que un movimiento nuevo en la sinfonía Madredeus: Todos los músicos han contribuido con material para el álbum, fortaleciendo la unidad de la banda, a través de la diversidad de sus experiencias compartidas.
‘Movimento’ salió a la luz, el 9 de abril del 2001.
Y, citando del poema lírico “O Pastor”: ¿Si Madredeus es un sueño que acaba tarde, entonces por qué querríamos despertar?
En 1985, Pedro Ayres Magalhães y Rodrigo Leao, amigos y colegas musicales, deciden crear un nuevo grupo musical de raíces portuguesas, pero sin recurrir a los fados. Por aquel entonces, ambos estaban inmersos en otros grupos (Pedro en Herois do mar, Rodrigo en Sétima legião), pero buscaban nuevos horizontes en expresión musical y artística. Pronto se unieron dos amigos más: Gabriel, experto en acordeón, y Francisco Ribeiro, un violonchelista con gran capacidad vocal. Sin embargo, al grupo le faltaba algo, un elemento inspirador de aquellas canciones que hablaban del mar, de la tierra, de sueños. Hicieron muchas audiciones, pero no encontraron a nadie y, ya por vencidos, Rodrigo y Francisco decidieron descansar en una taberna del Barrio Alto, lugar típico de encuentro de jóvenes en Lisboa. Allí se encontraron una voz y con la fuente de inspiración de Madredeus, una joven de diecisiete años llamada Teresa Salgueiro, que cantaba fados por pura diversión. Fue el principio de todo.
El nombre del grupo viene dado del lugar de ensayo, el Teatro Ibérico al lado del Convento de Madre de Deus, en la zona oriental de la ciudad de Lisboa. Al principio de tocar, la gente que iba a los ensayos decía “¿me puedes llevar hasta Madredeus, al concierto?” y poco a poco fue derivando hacia “me llevas a Madredeus”, quedándose así como nombre definitivo del grupo.