OMAR FARUK – EN
Omar Faruk Tekbilek nació y creció en Adana, una ciudad del sur de Turquía donde se mezclaban la cultura islámica y la bizantina, ciudad fronteriza punto de encuentro de filósofos, artistas, actores y personalidades de la cultura en general. La oferta cultural era muy grande, así que muchos de los grandes músicos turcos la visitaron. Su hermano Hadji era un músico nato, tocaba la flauta y fue el primer guía de Faruk. Estudió Kaval, una pequeña flauta diatónica, pero pronto se interesó por otros instrumentos. Su primer profesor fue uno de sus tíos que tenía una tienda de instrumentos musicales. Iba allí por las tardes, después de la escuela, y aprendió Baglama (laúd turco de cuello largo), los complicados ritmos turcos, las escalas, lectura musical y más. Con doce años comenzó a actuar profesionalmente en algunos clubes.
Paralelamente a sus estudios musicales se interesó por el sufismo (brazo místico del Islam), y lo estudió con la idea de llegar a ser monje de esta orden, pero con quince años dejó la escuela para dedicarse por completo a la música, aunque nunca dejó de estudiar. Asegura que sigue haciéndolo, la música para él es el camino más corto a Dios, “Tocar es como rezar para mí” asegura.
Con diecisiete años se marchó a Estambul, donde conoció a los Mevlevi Dervishes, una de las órdenes sufíes más antiguas de Turquía, No llegó a entrar en la orden, pero tuvo una gran influencia de su aproximamiento místico al espíritu y al sonido.
Por aquellas fechas conoció también al saxofonista Burhan Tonguch, que le mostró nuevas ideas sobre la teoría de la música. Todo era un instrumento rítmico y todo el mundo podía ser percusionista. Faruk comenzó a ser cada vez más demandado por los estudios de Estambul.