Ofrecen un concierto digno de reyes

Año: 2014

10 de julio de 2014

Reforma

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Pinchas Zukerman dirigió a la Royal Philharmonic Orchestra en un concierto en el marco de los 80 años del Palacio de Bellas Artes. Foto: Cortesía Lorena Alcaraz / INBA
En el ‘Concierto para violín y orquesta’, Zukerman participó además como solista. Foto: Cortesía Lorena Alcaraz / INBA

Cd. de México (10 julio 2014).- “¡Qué calidad de orquesta!” diría el compositor Mario Lavista, cuando la Royal Philharmonic Orchestra, con Pinchas Zukerman como batuta, terminó con Mendelssohn su primer concierto en el Palacio de Bellas Artes.

El programa, dedicado a Beethoven, comenzó con la obertura de Las criaturas de Prometeo y el Concierto para violín y orquesta con Zukerman como solista.

Alcanzó uno de sus momentos más brillantes con la Sinfonía no. 7 de Beethoven y el último movimiento de la Sinfonía no. 4 “Italiana” de Mendelssohn como encore.

Por petición de la orquesta, al fondo del escenario se colocaron unas telas negras para reducir la resonancia, observó Lavista.

“Claro, oyes mejor, nada resuena, es fantástico”, opinó el compositor. “Me encantó Beethoven y terminar con Mendelssohn”.

El presidente del patronato de la OFUNAM, René Solís, alabó la dirección de Zukerman en la Sinfonía 7 y su interpretación como solista.

“¡Qué magnífico concierto, nunca había disfrutado así”, salió complacido Federico, estudiante de clarinete de 22 años en la Superior de Música.

Las localidades se agotaron para los dos conciertos que son parte de la conmemoración por los 80 años del Palacio de Bellas Artes,

“Siempre es increíble la musicalidad de Zukerman”, opinaba una pareja de jóvenes violinistas, que se lamentó de no haber conseguido boletos y, resignados, siguieron el concierto desde la explanada.

Afuera de Bellas Artes fueron pocos los huecos dejados entre las 400 sillas instaladas bajo una carpa para la transmisión del concierto en pantalla gigante y sonido digital.

La lluvia no cesó al menos durante la primera parte del concierto que inició a las 20:30 horas. Y la belleza de Beethoven era interrumpida por los claxonazos de los automovilistas atrapados en el interminable tráfico de Eje Central y Avenida Juárez.

“Con el clima no se puede, pero valió mucho la pena”, diría Minerva, arquitecta, al abandonar la explanada durante el intermedio.

Periódico Reforma Julio 11, 2014